lunes, 5 de diciembre de 2011

El Cine y la Comida


Páginas y páginas se llenaron en los años ´90 cuando desembarcaban en la Argentina los primeros proyectos de cadenas de cine yanquis (Cinemark, Showcenter, Village, etc.) y la principal preocupación era que los pochochos iban a dominar la cartelera.
Después de muchos años de lucha despareja, el público argentino (como cualquier otro)  sucumbió al maíz acaramelado y así fueron cerrando todos las salas tradicionales.
Este artículo no intenta ser nostalgioso (aunque recuerdo “La carpa del amor” en el Rivera Indarte, “La novicia rebelde” en un Gaumont glamoroso, o la reposición maravillosa de “Lo que el viento se llevó” en el Metro).
Este artículo intenta reinvindicar un poco al odiado pochocho, haciendo un repaso entre la eterna y sabia relación que existe entre cine y comida.
Veamos un poco: en sus orígenes el cine era escecialmente corto. A medida que se fue desarrollando como entretenimiento se tropezó con un escollo que aún hoy no pudo resolver del todo: ¿Cómo se cuenta una buena historia con una cámara? O ¿ Cómo hacer para que el público resista sin romper la sala por el bodrio que se está proyectando?
El cine mismo se ha ocupado históricamente de mostrar aquellas proyecciones de pueblo donde rompían todo, abucheaban cuando algo no les gustaba o liberaban su líbido frente a un desnudo parcial.
El cine, como objeto de exhibición, servía para que el vulgo se descargue. ( Cabe aclarar que era al revés que ahora, cuando los pobres iban al cine y los ricos al teatro). Y en esta descarga tan necesaria como peculiar no podía faltar la comida. Y así respondo las dos preguntas que yo misma hice más arriba. Con un buffet, kioskito, vianda, golosinas o lo que sea, se digiere cualquier película.
Por eso pienso que el cine y la comida siempre estuvieron de la mano. Y si hoy te encontrás con dos pisos enteros destinados a la venta insolente de nachos, pochoclos, candys, gaseosas de máquina, pizzas, empanadas, cervezas, hace muchos años los jóvenes eran mandados a las matinées, con varios sánguches de milanesa para que pasaran ahí toda la tarde. Y entonces, sumergidos en el sudor ajeno, en el erotismo de verse sin sus padres, y en el olor de tan variados menúes, esa horda de púberes desaforados disfrutaban de los seriales de “El zorro”, “Tarzán” o lo que fuera. Las madres chochas de sacarse de encima a tanto crío un sábado a la tarde y por eso los mandan bien cargaditos.
Los tiempos han cambiado, ya lo creo. Pero cuando tenés que soportar a los piratas del bochorno 4, qué mejor que dejar la sala un ratito, pedirte un café y otro balde de pochcoclos para que tus hijos no rompan las butacas mientras saltan por el 3D. Así todas las películas son bárbaras, o dicho de otra manera: la salida fue un éxito aunque nadie vaya a recordar el filme.
Una sola pregunta me queda al respecto: ¿ Los empleados del cine, a qué sindicato pertenecen: al del espectáculo o al gastronómico?

sábado, 22 de octubre de 2011

Glee o la capitalización del rechazo

Ver Glee sin conocer la serie es lo mismo que ver a Batman con su traje sin saber lo que sufrió de chico Bruno Díaz al presenciar la muerte de sus padres.
Siempre hay un inicio, y la prehistoria de Glee no tiene desperdicio.
Había una vez un gran estudio de cine de animación que además estaba empezando a liderar en televisión infantil. Pero ellos querían más. Y ahora iban por los adolescentes. Y se propusieron retratar el mundo de los jóvenes en las sufridas "High Schools" donde la discriminación, la intolerancia, y el maltrato hacia los diferentes son moneda corriente. Entonces nació un proyecto único, novedoso, que fue un éxito rotundo y catapultó a tres de sus protagonistas a ese podio tan amado por los norteamericanos: la fama.
Pero la contracara de este cuento no es tan buena. Entre los miles y miles de postulantes para el casting de High School Musical, quedaron elegidos unos pocos bellos y musculosos, y los más "raros" y de verdad talentosos, fueron de relleno.
Y a alguien se le ocurrió la brillante idea de reunir a varios de los que fueron rechazados en aquel casting para hacer un nuevo proyecto, o al menos esa fue la noticia de prensa. Y así nació Glee.
Como una serie de tímida realización donde se destacan básicamente la historias de todos estos adolescente llamados "loosers", rápidamente acaparó el interés de los espectadores y se convirtió, paradójicamente, en un éxito.
Llevando el guión a extremos insospechados como embarazos adolescente y posterior entrega del bebé, homosexualidad, trastornos de alimentación, de conducta, pobreza, racismo, discapacidades y otras cuestiones, la serie se fue consolidando casi como una telenovela donde en lugar de amar a los dos protagonistas, acá se venera a un grupo diverso.  Ya lleva tres temporadas galardonadas con los mejores premios y seis discos editados. Suficiente para hacer una película.
Aprovechar el éxito en caliente. Porque es un mega éxito. Y eso es lo que más muestra la película: el universo Glee y sus posibilidades de transformar a aquellos excluídos por una sociedad híper competitiva como la de E.E.U.U. Con partes documentales de adolescentes contando sus verdaderos sufrimientos, y con letras de canciones que levantan las banderas de la igualdad, el respeto y la tolerancia, pero no desde lo discursivo, sino desde la realidad. Porque quien sigue Glee sabe la historia y la prehistoria de esos chicos talentosísimos que sufrieron la exclusión de Disney Channel pero que hoy tienen más fans que el ratón Mickey. Porque otro de los méritos de Glee es usar las historias o realidades de los actores para crear luego los personajes.
Es evidente que son muchos más los jóvenes excluídos que los aceptados, y quizás eso explique el suceso de Glee. 
Glee no es una gran película, ni siquiera es una película como tal. En realidad es una sucesión de temas musicales cantados por todo el elenco de la serie en una gran show en Los Angeles, intercalado con testimonios documentales de chicos excluídos.
Una propuesta demasiado simple que nos invita a sacar ese adolescente looser que todos llevamos dentro.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Habemus Cinem de autor

La última y esperadísima película de Nanni Moretti llegó a los cines con un despliegue de producción nunca antes visto para el director comunista italiano. Lo más sorprendente ( y a tener en cuenta) es que normalmente los excesos de costos distraen un poco de la historia o la estética.
Éste no es el caso.
Nanni se pasea discretamente entre decorados ampulosos de Cinecittá, actores soberbios y mezcla de formatos como si nada de eso existiera. No lo digo desde el mal sentido, sino todo lo contrario.
Una de las premisas de toda película es que ningún rubro sobresalga. Por ejemplo, al decir ! Qué buen vestuario! porque es una película sobre la era victoriana, se manifiesta la falta de trabajo de guión, actuaciones, y (mucho más difícil de disernir) en la dirección.
Por eso me gusta la película Habemus Papam, así como admiro profundamente la cinematografía de Moretti.
En esta última película Nanni se apoya en un guión mucho más sólido que en sus anteriores cintas y construye casi una tesis de la depresión. Con algún que otro apoyo en Resnais, (quizás), las angustias de un personaje se van aclarando de a poco tanto para él mismo como para el espectador. 
Es una película cuya historia va creciendo, y eso no se ve muy a menudo. Una gran oportunidad para no dejar pasar cuando esté en internet o en DVD. Con soberbias actuaciones de todos los hombres del Vaticano, tiene también un trabajo de arte muy destacable, la acertada elección del tema de Mercedes Sosa, el humor sutil de Moretti cada vez que aparece que roban carcajadas contenidas del inicio. Aún reconociendo que el montaje no es su fuerte, la película es una sorpresa.
Siendo una película sobre hombres no es para nada misógina.
Creo que es lo mejor que se vió este año en las salas, no porque sea una gran película en sí, sino porque él es un gran director. Alguien que tiene un pensamiento sobre la vida, sobre la religión, sobre el amor, sobre el deporte, sobre la psicología, sobre el arte, y lo sabe trasmitir con simpleza y emoción. 
Valió la pena esperar tanto tiempo.
!Hasta la próxima, Nanni!

jueves, 29 de septiembre de 2011

El árbol de la vida

Lo bueno de ver una película mala es que al rato te olvidás. Hace apenas dos horas salí de ver “El árbol de la vida” y luego de putear a más no poder, la verdad es ya me olvidé de casi todo.
El argumento podría resumirse así: Sean Pean ( sí, ése que siempre está angustiado) es un megacorporativo que sube a un ascensor en un edificio hípermoderno vidriado en una urbe monstruosa, y en ese trayecto va  a tener un flashback ( es un recurso cinematográfico que evoca escenas del pasado). Dicho recuerdo nos lleva a su propia infancia, con un padre anticuado y un poco severo, una madre joven, hermosa y anacrónicamente delgada para la época en la que vive, un barrio platónico en los suburbios de alguna ciudad sureña de Norteamérica, muchos pibes de la cuadra con quienes hacer travesuras y pasto (mucho pasto).  También están sus dos hermanos, uno de los cuales muere al principio de la película, y  cielo (demasiado cielo!).
En realidad el film no empieza de esta manera, esto es lo que se va entendiendo si se logra soportar la cinta entera.
Hay varias partes posibles para dejar al sala: la primera 
(y absolutamente anárquica) es en las primeras cinco o seis tomas, donde se ve a una nena en la pradera y una voz en off que enuncia de modo susurrado algo sobre dios y las monjas.
La segunda es cuando comienza una sucesión de imágenes incomprensibles sobre el mundo y sus bellezas compaginadas con música sacra. Y la tercera es cuando aparece Sean Penn. 
Si hasta ahí no te fuiste, bueno, sos un mártir.
Sin embargo la película es honesta consigo misma desde el inicio y va a seguir chorreando ideología católica hasta el último fotograma. Toda la película podría defirnirse como un gran rezo, con metáforas sobre Caín y Abel :la relación entre los dos hermanos , la aparición de una mujer plácida al final que emula a la virgen.Todo el film es como un éxtasis religioso que sólo los muy creyentes pueden comprender pero no por eso disfrutar.
Al leer un poco sobre la vida del director se comprende un poco el tema de este film. Según dicen, él perdió a su propio hermano y no lo pudo superar. Unos van al psicólogo, otros se confiesan, algunos se tragan el dolor, él hizo una película.
Y el público? Bueno, que se la banque. 
Porque el film está lejos de ser la emotiva visión sobre la muerte de un hijo que propone Jim Sheridan en el fabuloso film "En América", pleno de emoción de principio a fin y con personajes súper queribles.

"El árbol de la vida" es una película distante, fría, solemne, odiosa.
La cámara tiene delirios de grandeza y pasa de un detalle en el pasto a un planeta flotando, de una medusa suave a un volcán violento, de una ola furiosa a un dinosaurio (SI!!! APARECE UN DINOSAURIO IGUAL QUE EN JURASIC PARK), y además muestra personajes de espalda y de nuca como si eso indicara depresión, tristeza o angustia. La música es gloriosa, sublime, apoteótica, grandilocuente, e intenta describir no sé si la obra del señor creador, o el dolor del personaje. En fin...  todo esto le valió el premio máximo del mundo cinematográfico europeo, de ahí al Oscar hay sólo un paso.
La cara triste de Brad Pitt en el afiche habla de un drama humano, pero no dice nada de un dinosaurio depredador que “se apiada” de su presa. 
“El árbol de la vida” ( el título sí es acertado) es una película sobre cómo la fe nos salva del dolor.
Y esto me parece tan hipócrita como en su  momento me disgustó “The hurt locker” de Kathryn Bigelow (Oscar mejor película 2010) y su asquerosa ideología pro bélica escondida en el concepto de que era una mirada poética sobre la guerra.
Esta película es pura ideología religiosa.
En estos tiempos convulsionados en los que el mundo católico se divide en fervor hacia el nuevo papa, y denuncias por abusos sexuales sistematizados y conscientes por parte del clero,  qué mejor que una película humana que retrate el drama de una familia tipo americana de los idílicos años cincuenta.
Reconozco que fui en misión casi suicida, motivada por la noticia  de que la gente salía de las salas y exigía que le devolvieran la plata de la entrada. 
El trailer era más que elocuente, mi marido pensó que estaba basada en un libro de Paulo Coelho.
Casi, casi.

domingo, 4 de septiembre de 2011

cine argentino 2 /Tango, el exilio de Gardel


Como trabajo final del curso de Montaje que enseñaba en la Universidad de Palermo, proponía a los alumnos que eligieran un director para hacer un análisis profundo y sustancioso de su obra. Alumnos muy cumplidores todos, respondían muy bien a dicha consigna. Aunque sólo en parte. Ninguno era capaz de lograr un análisis ni sustancioso y mucho menos profundo. Así que me tuve que contentar simplemente con que pudieran elegir a un director.
Se repetían algunos: Tim Burton, Robert Zemeckis y varios más.
Pero uno fue revelador. Primero por ser argentino, y segundo por haberse retirado hace ya bastante de la actividad cinematográfica estándar. 
Era Fernando Pino Solanas.
Algunos años después del mencionado episodio y gracias a la ley de medios, tuve el raro privilegio de volver a ver “Tango, el exilio de Gardel” por en Incaa Tv.
Segunda sorpresa: una película que tenía olvidada, ahora me conmovía casi hasta las lágrimas.
Fernando Pino Solanas siempre fue un artista activista político.
Con películas como "La era de los hornos” y "Los hijos de fierro" (una verdadera experiencia surrealista) cobró notoriedad dentro del mundo del cine, y se ganó merecida fama internacional. Pero lo interesante de su filmografía es que no desmerece la forma por sobre el contenido, casi todo lo contrario. Una especie de Ken Loach más poético.
"Tango..." no está exenta de nada de eso, y está filmada magistralmente y con recursos burdos a la vez (como el doblaje del personaje que interpreta el propio Solanas). Y esto le da una originalidad y un aporte valiosísimo.
La historia cuenta como un grupo de artistas bohemios exiliados en París, intenta realizar una obra musical para expresar todo lo está pasando en la Argentina con la dictadura.
De esta forma logra un punto de vista diferente, mucho más europeo, y mucho más naif a la vez. Porque este grupo tiene tanta angustia como esperanza, tanto miedo como valor.

Bailarines, músicos, poetas, dramaturgos, todos buscando desesperada e inconscientemente al gran tanguero olvidado, de quien el exilio los había separado. Un grupo desamparado que trata de contar lo terrible de la dictadura a través del drama, pero es tanta la desolación en la que están inmersos que no pueden.
Ese tango que buscan y que no llega, lo encuentran al final los jóvenes que levantan una bandera diferente a la de sus padres, que entienden y apoyan su lucha, pero son capaces de construir su propio camino, de reformular la música y las lágrimas de quienes no encuentran a sus desparecidos.

Una película notable porque propone una visión vanguardista de un tema que aún todavía no se resolvió del todo, y al que el arte le aporta mucho más que las decisiones políticas. Y que le valió a la Argentina una ubicación privilegiada en los grandes festivales del mundo, butaca que había perdido hacía bastante.
Fernando Pino Solanas no es mejor que otros directores contemporáneos, pero posee una solidez narrativa, poética e ideológica que ningún otro tuvo ni ( a estas alturas) tendrá.

Antes de terminar, me parece apropiado contar qué sucedió con aquel osado alumno que lo eligió como tema de su final de Montaje.
El chico se expresó acotadamente, casi temeroso, con un lenguaje propio de Internet.
Al terminar su exposición se retiró para esperar su nota, y la docente que compratía la mesa comingo se dio vuelta y me miró fijamente. Luego me aduló a más no poder por el exámen que había presenciado. Yo intenté ser modesta diciendo que el chico tenía todo el mérito, pero ella tajante y elegantemente me siguió felicitando considerando que había sido mi responsabilidad como docente.
Juro que me convenció y el chico se fue con un merecidísimo diez. 
( O un ocho, la verdad es que no me acuerdo).

lunes, 1 de agosto de 2011

Medianoche en París



La última y exitosísima película de Woody Allen es más novedosa por el interés masivo del público, que por su propia trama. O quizás no, quizás sea que tanta gente realmente festeje la vuelta al cine más clásico del cineasta neoyorquino.
Para alguien que filma tan seguido no debería ser noticia la cantidad de espectadores, pero hasta el propio W. Allen se sorprendió del éxito de taquilla de “Medianoche en París”.
¿ Por qué será que esto ocurre con su film número cuarenta y dos?
¿ Es posible que haya recetas mágicas que hasta ahora desconocía?
En términos de producción , se puede hablar de tres "tanques": 
1. Owen Wilson, 2. París y 3. Woody Allen. Pero también se puede invertir el orden de los tres tanques y que quede: 1. París, 2. Owen Wilson, y 3. Woody Allen.
Aunque no creo que poniendo al aclamado director en primer lugar se llegue a la misma conclusión.
Lamentablemente la cinematografía de W. Allen es muy errática cualitativamente hablando. Las hay películas que son realmente obras de arte y las hay algunas muy olvidables.
Esto sucede precisamente por la cantidad de films realizados.
Pero también es cierto que hacía mucho nadie mostraba París así (que no fuera francés, porque cuando es francés es “raro”) y que ubicar a semejante rubio carismático como Owen Wilson caminado atribulado por las calles adoquinadas es más o menos un gol de media cancha.
Imaginen la misma película protagonizada por el propio Woody más joven. Sería muy diferente. O trasladen al mismo personaje del escritor frustrado a N.Y. o a Los Angeles. Ya se vio hasta el hartazgo y aburre.
Uniendo a estos tres grandes exponentes de la cultura occidental se logró el tan deseado éxito, donde no sólo mucha gente va a verla, sino que además se le pregunta a cualquier desconocido:¿ cómo, todavía no viste “Medianoche en París”?... haciéndolo sentir un completo ignorante.
La película en sí es muy atractiva. La secuencia inicial de planos unidos por cortes directos rememora a demasiados años atrás en “Manhattan” (una de las más logradas), excepto que en ninguna proyección de dicho film, se oía a la gente suspirar al compás de cada toma. “ ¡Ay, mirá la torre Eiffel!” o “ ¿Te acordás cuando estuvimos por Les Champs Elyseés?”, o también  “!Qué hermosa París!”.
Pocas películas proponen tanta adhesión de público desde los primeros 2 minutos de trama. Y acá retomo la idea de "los tanques" poniendo a París en el lugar que le corresponde indefectiblemente: el primero.
La película trata sobre París, y después sigue con París, y más tarde también va a estar en París, y ¡ va a terminar en París! Cada centavo que fue pagado en la boletería antes de entrar, valdrá inexorablemente la pena, porque ¡es una película de París!
¡ Ya se habían dejado de hacer películas así! Eran de la época en la que al cine se iba a disfrutar, y últimamente (reconozcámoslo) eso no está muy de moda.
Alfred Hitchcock decía que para que un escenario fuera interesante había que incluirlo en la trama. Es decir, si la película debía filmarse en Suiza porque el equipo de filmación conseguía alojamiento gratis, entonces el protagonista debía ser perseguido por un malo esquiando en las montañas nevadas. Sólo así el paisaje se convertía en un personaje más.
Y esto sucede con “Medianoche en París”, así como sucedió antes con "Manhattan".
La cuidad es protagonista, y ¡qué ciudad! No es una París así nomás. Está limpita de pies a cabeza, no se ve nada de basura (la mayoría de las tomas céntricas se hicieron de noche). No hay inmigrantes sucios deambulando por allí.
No hay negros ( ¡ah, sí!… hay uno en un momento), no hay musulmanes con turbantes, mujeres con pirka, ni pajarracos encerrados en jaula a la venta callejera.
Es una París de cuento, como la que filman Rohmer, o Resnais, y ahora también Woody Allen.
Una parte importante del presupuesto nacional francés se destina al mantenimiento de los monumentos del país (pintura dorada y lámparas, entre otros elementos). Probablemente París se esté llevando el 90%, y lo bien que hace.
Con una película así las reservas de pasajes y hotel seguro que van a subir. En especial gracias a aquellos afortunados que ya pudieron ir pero no la recuerdan así de gloriosa. Eso es porque cuando uno viaja hay gente común y no actores de Hollywood.
Pero bien, hablemos en sí del film. Es tan fuerte la magia que ejerce esta ciudad que Allen le escribió una historia  a su medida y a su longevidad. Y éste es otro de los grandes aciertos (el tema central de la película), y es la añoranza por tiempos pasados mejores.  París tiene el lujo de que siempre fue soñada, siempre fue eterna, siempre fue única.
El personaje del angustiado guionista que intenta escribir “una novela de verdad” deambula por la sordidez nocturna, sólo para verse embriagado en la magia de las callecitas que traen y llevan personajes de otras épocas, y que le mostrarán la capacidad ocultad que tiene para escribir. Argumento que ya Woody Allen probó varias veces.
A esta trama se le agregan la típica rubia frívola que sólo quiere frivolidades, un par de amigos descolgados que pasaban casualmente por allí y acotan cualquier pavada que pueden, más las agraciadas chicas sensibles de la historia (léase: la anticuaria de discos y la popular Carla “también soy actriz” Bruni, que ponen su mirada de alzar la autoestima del querido Owen, (que ¡pobrecito! no le sale escribir muy bien). También ya usó este recurso en otras películas.
Más las habituales escenas de gente rica comiendo en restaurantes exclusivísimos con un aire muy casual.
Pero todavía falta la complejidad de la idas y venidas en el tiempo. Que lejos de ser algo original, también fue idea de varias de sus películas. La que me vino a mente como un rayo fulgurante fue “La rosa púrpura del Cairo”, y no fui a la única que le pasó. Sin embargo lejos de sentir  “esto ya lo vi”, la fluidez del relato es tal, que la razón cede lugar a las emociones y la película se saborea intensamente de principio a final.  En este film, W. Allen se da el lujo de poner a varios de sus propios artistas preferidos todos juntos tomando un café. No sólo entretiene al público, de alguna manera el propio director se ubica entre tantos artistas consagrados y gloriosos a quienes admiran.
Termina siendo una película que valió la pena ver, aunque tenga tópicos muy reconocibles.

Pero me detengo brevemente en su anterior y no exitosa película “Que la cosa suceda”, donde volvimos a encontrarnos con ese amigo que se nos había perdido, con el Woody Allen cascarrabias, judío no ortodoxo que se burla de todas las religiones y de todas las ideologías, que intenta suicidarse en una urbe que todo lo devora como N.Y. , y que encuentra que lo mejor de la vida está a la vuelta de la esquina.
Podría decir que remite a otras películas de él y ya caería en una obviedad insoportable. Aunque realmente sorprenden tan pocas obsesiones y tantos films.

Hay una escena gloriosa en el film "Manhattan" en la que el protagonista tirado en su sillón se graba a sí mismo enumerando las cosas por las que vale la pena vivir. Son varias obras de arte grandiosas más el rostro angelical de su joven amada, a quien sale a buscar corriendo antes de que parta a otro país.
Cada vez que veo esa escena, siento que hay que agregarle el propio film a esa lista.
"Manhattan" de W. Allen, es una de las cosas por las que vale la pena vivir. 

jueves, 28 de julio de 2011

recomiendo esta película

"Made in Dangenham" , muy buena película que no pasó por los cines. Sobre la primera huelga de mujeres en una fábrica en las afueras de Londres, y por el reclamo de igualdad de salarios . No es una obra maestra pero moviliza bastante pensar que detrás de todo derecho básico hubo una lucha. Impresionante la dirección de Arte, no es joda filmar una película de época hoy en día sin abusar de los efectos digitales. Con todo el sello del cine británico de protesta, un poco más ligth. Le sobra algo más de media hora, pero bué... vale la pena. Lamentablemente la vi en Cuevana.

miércoles, 27 de julio de 2011

Gnomeo y Julieta


UNO DE LOS TANTOS AFICHES DE LA PELICULA

Escribo sobre esta película por un interés netamente bizarro hacia los enanos de jardín. 


EL ENANO DE MI TIA ABUELA ERA MAS O MENOS ASI
Tales criaturas siempre me resultaron atractivas, aunque soy consciente que la mayoría de las personas siente una aversión inexplicable hacia ellas.
Y éste rechazo parece ser global, hay páginas en toda Europa que hablan del odio hacia estas figuras de cerámica despintadas que adornan los jardines.
Lamentablemente tengo un balcón terraza al que temo añadir tales esculturas porque intuyo que las peleas nocturnas entre ellos van a ser feroces, ya que es bien sabido por todos que los enanos de jardín cobran vida cuando los humanos dormimos.
¿ O eran los juguetes? Sí, también los juguetes se despiertan de noche a hacer locuras.
Pero entonces ¿quiénes fueron primero? ¿ Acaso es importante tal disertación?
Es inevitable ver el film Gnomeo y Julieta y no  pensar en el film Toy Story, donde los juguetes cobran vida.
Pero por qué no pensar que Toy Story es una idea de 
El cascanueces, de Tchaconvsky , o sencillamente de Pinocchio, de C. Collodi. 
En la primera, un cuento ballet en tres actos, los juguetes toman vida y se ven manipulados por el perverso payaso de la caja sorpresa ( los payasos siempre son atroces). 
DE ESA CAJA VA A SALIR EL PAYASO MALDITO















Y en Pinocchio, la historia original, el viejo carpintero Geppeto, (pobre como una rata) arroja un tronco al fuego para calentarse, y ese tronco le habla (Sí, ése tronco!) y le pide que lo salve. 
EL PINOCCHIO ORIGINAL, INFELIZ COMO POCOS






Luego lo transforma en el hijo que no tuvo.







Entonces, si dejamos de lado el prejuicio de que Gnomeo y Julieta se parece a Toy Story, nos podemos concentrar en disfrutar un poco de la historia, que debe remitirse única y exclusivamente a la tragedia de la que toma el nombre.
Y festejar este novedoso universo de los enanos de jardín con sus texturas tan logradas gracias a la animación por computadora y sus ahuecados golpecitos al desplazarse.
La historia es de lo más simple, o de lo más compleja si se piensa en la tragedia de Shakespeare. 
EL ETERNO Y GENIAL WILLIAM
Familias enemistadas, cuyos mejores exponentes se enamorarán aunque esté prohibido. Obviamente que Romeo y Julieta es de una profundidad abrumadora, y en la película la historia se simplifica demasiado. No hay que perder de vista que es cine de animación para niños, y que la tragedia inevitable pero reparadora que existe en la obra original, no pudo ser trasladada a la pantalla en todo su esplendor. 


Es interesante ver cómo respetaron a los personajes secundarios, claves en el desarrollo de los hechos, y mantuvieron la idea de tragedia irreversible, sólo hasta el punto de lo tolerable.
Vale decir, los guionistas “destragedizaron” el género.


El inicio mismo del film es muy atrapante y chistoso a la vez.
LA CALLE VERONA EN UN TIPICO SUBURBIO LONDINENSE
Con las casas enemistadas por los colores, el nombre de la calle, las veletas que apuntan a diferentes direcciones, etc.
Los protagonistas no tuvieron un tratamiento parejo.
Gnomeo logra ser querible. 



Es carismático, canchero, pícaro, arrogante, todas cualidades extraídas del original Romeo, que a su vez están sacadas de la juventud misma.






Pero la pobre Julieta, no sólo quedó desdibujada en términos de guión, sino que literalmente tuvo problemas con el diseño del personaje. El dibujo de la jóven doncella es mucho más atractivo en el afiche que en el film. Y eso le resta muchísimos puntos a la historia.
Claro que son siempre los personajes femeninos los que más problemas traen, porque no es lo mismo diseñar un adolescente fanfarrón varón que una incipiente fémina. 
Creo que esto es un grave error por parte de los responsables de la película ya que estos tipos de público no se pueden mezclar. Una película o es para niños o es para adolescentes. Las subdivisiones de la psicología no compiten en términos de entradas.

Hay que reconocer que hay momentos bochornosos en la película, como la aparición del flamenco, 
PERSONAJE DESCOLGADO CON VOZ TIPICAMENTE "LATINA"
y la secuencia del gnomo en la computadora comprando la súper podadora por internet. 

Pero también hay momentos gloriosos, como la secuencia en que Gnomeo termina accidentalmente sobre la cabeza de la estatua de W. Shakespeare, y como era previsible, ésta toma vida y le cuenta el final de su famosa tragedia de los amantes de Verona. En un diálogo muy jugoso, el travieso gnomo le cuenta al escritor lo que le está pasando, y entonces él le advierte lo que sucederá. También está advirtiendo al espectador. Es un recurso brillante para alertar a los  chicos de lo que va a venir. Como el desenlace es trágico, qué mejor que anunciarlo antes de mostrarlo. Aún así ( y como es para niños, insisto), el final es muy dramático y está muy bien manejado.
Ahora bien, más allá del recurso del guión para resolver este tema de la tragedia, la escena de la estatua de Shakespeare también nos guía a la idea pirandelliana del “personaje en busca de un autor”.
LUIGI PIRANDELLO, DRAMATURGO



Y todo el jueguito de destreza física de Gnomeo en la pluma de la estatua del dramaturgo inglés, también aporta un reconocimiento hacia la escritura del drama en general. Es a partir de esa pluma que las palabras del autor nacieron y nos llegan a nosotros hoy a través de la pantalla. Un gran y merecido homenaje. Y un excelente vínculo para los chicos que preguntarán :y éste quién es? Bueno padres, a buscar data en la web y a hablarles un poco de cultura general.


Un capítulo para destacar es la música, pero no hay que pasar por alto el hecho de que Elton John es el productor ejecutivo del film. 
EL PSEUDO ELTON EN EL FILM
No es un dato menor y es una 
buena manera de reflotar algunos éxitos.
Se podría decir que el film intenta reunir tres tópicos netamente británicos: la tragedia shakespereana, el mundo de los gnomos de jardín y la música del popular cantante y compositor de los anteojos estrellados brillantes.
Aún así no alcanzaron para seducir al público masivo, generalmente ávido de buscar aperitivos desde la publicidad invasiva, antes de entrar a digerir una película.
Una verdadera lástima, porque Gnomeo y Julieta es una película que se disfruta bastante en el ámbito infantil.


martes, 26 de julio de 2011

Harry Potter y las reliquias de la muerte. Parte 2

HARRY EN LA PLAYA DESPIDIENDO AL TIERNO DOBBIE
La saga de Harry Potter propuso algo totalmente novedoso en el ámbito del cine. Y es la fidelidad a la obra por toda una generación que fue creciendo en paralelo a la obra misma.
ELEMENTOS DE S. HOLMES

TUMBA DE AGHATA CHRISTIE
Si bien la literatura inglesa tiene grades exponentes de ediciones seriadas, como Sherlock Holmes ( con una gran cantidad de novelas), y los misterios de Agatha Crhistie ( cuyo personaje principal fue protagonista de muchos relatos), el fenómeno Harry Potter cambió por completo el público ya que está dirigido a los niños. O mejor dicho eran niños y hoy son adolescentes.
Con plena consciencia de ésto, J.K. Rowllings y Warner Bros., se aventuraron en esta creación conjunta tan de moda por estos días. Quizás a nosotros sudamericanos nos resulte un tanto extraño, pero en el hemisferio norte (independientemente de su latitud) las industrias editoriales y cinematográficas van siempre de la mano.
Sin embargo, Harry Potter, no es el típico libro que es llevado al cine. La idea de "saga" (expresión que proviene del cómic), está asociada con la entrega en episodio, a la subdivisión de una historia en muchas partes. Y es, a partir de la asociación con una productora cinematográfica, que este fenómeno puede desarrollarse con absoluta garantía de éxito. Es similar a "Millenium" o  a " Crepúsculo", en cuanto a que el libro no existiría sin la película, y la película no existiría sin el libro.
Holliwood siempre miró con lupa a las editoriales, y son de allí que surgen los éxitos, más que de los guiones originales.


El final de la historia es sólo comparable al incio. No han logrado tener la calidad narrativa, las 6 películas del medio. Si bien, desde el punto de vista de la dirección, la segunda y la tercera son las más memorables, las vueltas de guión que proponen la 1, la 5 y la 7 parte 2, son insuperables.
Técnicamente es muy destacable el dragón esclavizado, la sensación de fragilidad que le otorgaron a la piel, es fundamental para compenetrarse con el dolor del animal. Asímismo los ya probados maquillajes digitales, que usan para rejuvenecer a muchísimos personajes, desde Hermoine en el cuerpo de Bellatrix, Sevurus en el flashback explicativo sobre la muerte de Dumbledore, el mismo Albus, y los inversos resultados para hacer envejecer a los protagonistas. Realmente es escalofriante hasta donde llegarán los efectos digitales.
Varias escenas son destacables, pero hay una muy singular porque remite directamente a la primera película, y es la del banco, donde todos los enanos trabajan incansablemente controlando las arcas del tesoro (que también puede ser leída como una metáfora a la economía inglesa). Es interesante pensar que en este tipo de escena se está combinando maquillaje de prótesis sobre los actores, más una especie de revoque digital, y que son las actuaciones y el ritmo del montaje lo que aporta emoción y credibilidad al relato, no sólo la tan de moda tecnología de animación por computadora.


Según mi opinión, el final de la historia es algo así como una declaración del "british style of life".  Nuestra cultura siempre va a existir, y nuestras tradiciones no morirán. Howgarts representa a toda la sociedad británica que busca proyectar su estilo desde hace siglos, aún cuando en ninguna de las ocho películas tomen el té en tazas con rosas. 
ULTIMA ESCENA DE LO QUE EL VIENTO SE LLEVO




Es un gran epílogo para una gran epopeya, sólo comparable al final de Lo que el viento se llevó, cuando Scarlett O' Hara se pone de pie íntegra e indestructible en la desbastada Tara, y sostiene heroica que "Dios es testigo de que nunca pasaré hambre otra vez". La tierra es lo único que vale y lo que siempre queda. !!Menudo mensaje terrateniente!!


Ahora bien, revisionando dicha escena y preguntándome qué relación puede haber hecho mi mente entre estas dos películas, la respuesta es tan simple como el talento de los compositores musicales. Intenten ver cualquier final de película épica sin sonido y van a experimentar una interesante sensación. El sonido tiene mucha más importancia que la imagen en este tipo de narraciones. Es por eso que no escatiman en gastos a la hora de contratar a los mejores compositores, y en el caso de Harry Potter, pensaron en nadie menos que John Williams ( el mismo de Superman, La guerra de la galaxias, Jurasic Park, Indiana Jones, Tiburón, E.T, entre otras) para asegurarse que el niño mago tenga su propio Leit Motiv. Cualquier personaje de cine tiene su muñeco, su foto, su videojuego y su ropa, pero su música... ah! ése es otro precio, y uno muy alto. Porque gracias al Leit Motiv uno sabe qué verá, o hasta qué sentirá. Y ése es un arte mayor. Con el tiempo las películas envejecen, las fotos se arruinan, los muñecos se rompen, pero la música es una arte permanente e indestructible.
Imaginen la llegada a Howgarts desde el cielo sin los acordes musicales. 
De hecho, y seguramente por una cuestión monetaria, los productores eliminaron la música de Harry Potter a partir de la tercera o cuarta película, y la volvieron a usar en la última.
Noten como el sello de la Warner Bros. está inexplicablemente mudo en las películas del medio. 
A tal punto, que en una proyección de éstas, me animé el viejo grito de !SONIDO! pensando que era un error del proyectorista. 



EL ETERNAMENTE PERTURBADO SEVERUS SNAPE
Es excelente la resolución del personaje de Severus Snape, un personaje tan necesariamente sútil. No se da muy a menudo que el fin de un personaje importante sea en un contraplano, la cámara se ubica justo detrás del vidrio, como si le diera pudor mostrar semejante desenlace. Acertadísima la decisión de no mostrarlo, y no porque sea infantil, sino porque siempre fue un personaje ambivalente, dubitativo, sospechoso, y mueren de frente los "buenos" y los "malos".


NEVILLE LONGBOTTON, EL ALTER EGO DE HARRY
Otro personaje que merece unas líneas es Neville Longbotton, una suerte de alter ego de Harry (sus padres magos fueron torturados y asesinados por  Bellatrix, secuaz deVoldemort), y al igual que Harry es tímido y simple. En ésta última película, Neville se luce al punto de ser quien logra salvar a los acorralados Ron y Hermoine, y en consecuencia quien lleva adelante el gran desenlace esperado por todos. Es el encargado de dar el discurso final, ya que le héroe yace muerto convenientemente, y es aquí donde se evidencia su vínculo tan estrecho hacia Harry Potter. Me atrevería a decir que es un vínculo más fuerte que el de Ron, ya que como sucede en la vida real, quienes están demasiado cerca empiezan a desarrollar ciertos rencores o contradicciones que luego no se pueden remontar. Además es totalmente convincente que Ron esté inactivo, mientras Neville utiliza el recurso de la espada en el sombrero. 
Otra cita a la tradición británica, con su famosísima historia de los caballeros del rey Arturo. 

El plano apocalíptico anuncia los desesperantes minutos finales, donde Harry, Ron y Hermoine, miran al infinito con una Howgarts destruída a sus espaldas. Apocalipsis que es rápidamente sustituida por un cartel que anuncia el futuro, y allí se vuelve a ver la ya mítica plataforma 9  3/4 de la estación de tren (impecable como siempre), y en ella aparecen los " nuevos" y los "viejos" personajes.
Debo reconocer que aún sin haber seguido la saga con furor adolescente, lloré en toda la secuencia final.


El orden se ha restablecido y Gran Bretaña siempre existirá, parece decir a gritos la película.
Claro, que tratándose de una película quasi infantil, nada de esto es explícito. Pero son las películas que pueden transmitir un pensamiento más allá de la simpleza de sus argumentos, las que suelen ser más recordadas. 
Sin decirlo abiertamente Harry es un príncipe, heredero de las más nobles tradiciones ancestrales, y ha pasado su legado. 
ADORADO HARRY
El imperio está salvado. 

viernes, 22 de julio de 2011

Introducción al Blog

Escribo este blog como reacción a la crítica especializada de cine, que hoy en día forma parte del anegamiento que hay en toda la industria cinematográfica en general.
Celebro los sitios de internet con comentarios de usuarios, y me guío más por éstos a la hora de ir al cine, que por los diarios o TV. Suele suceder que la gente común tiene más criterio a la hora de recomendar. Nótese como la palabra criterio es de la familia de crítica, y paradójicamente los críticos de cine hoy no tienen ningún criterio.
No será este un sitio de "Vaya" ó "No vaya a verla", ni de poner puntajes, estrellas, pochoclos, u otros tristes simbolismos asociados al séptimo arte. Será, más bien, un espacio de análisis minucioso y exhaustivo, donde las palabras "buena" o "mala" intentarán ser reemplazadas por "acertada" y "desatino", por ejemplo.
Además de hablar de films estrenados, habrá apartados especiales donde desplegaré mis reales inquietudes con respecto al cine de autor de todas las épocas, géneros y estilos. ( Pido, por favor, a la catarata de jóvenes estudiantes de cine, que se encuentren con este sitio al hora de buscar material para sus materias, que citen la fuente)
Hablar es fácil, escribir no.
Bienvenidos